jueves, 14 de marzo de 2019

FRACTALIZADO



La vida no juega a los dados. La proporción Áurea. Es un principio unificador de la realidad, no es una fantasía, es una progresión matemática que se encuentra en la naturaleza, en la vida
El universo es un sistema operativo podemos llamarlo FRACTAL, es un software de Información, conocer su diseño, su pulso, su movimiento espiral para ver si tenemos la oportunidad de encontrar una puerta de salida es muy necesario.

Evolución fractal: una teoría con la que podemos convivir

Ya he explicado por qué ahora soy un científico espiritual.
Ahora me gustaría explicar por qué soy optimista. En mi opinión, la historia
de la evolución es una historia de patrones repetidos. Estamos en un punto
crítico, pero el planeta ya ha
pasado por otros con anterioridad. La
evolución se ha visto sacudida por distintas conmociones que, literalmente,
han estado a punto de extinguir todas las especies vivas, incluida la de los
dinosaurios. Estas conmociones estaban directamente relacionadas con
catástrofes medioambientales, al igual que la crisis de hoy en día. A medida
que la población humana aumenta, competimos más y más por el espacio con
los demás organismos con los que compartimos el planeta. Estamos
finalizando un ciclo evolutivo y preparándonos para comenzar otro. 

Mientras este ciclo llega a su fin, es razonable que la gente se sienta un poco
preocupada y alarmada ante los fallos de las estructuras que soportan la
civilización. En mi opinión, sin embargo, los «dinosaurios» que hoy en día
saquean la Naturaleza se extinguirán. Los supervivientes serán aquellos que
comprendan que nuestra desconsideración está acabando con el planeta y
con nosotros mismos. ¿Por qué estoy tan seguro? Mi certeza se basa en el
estudio de la geometría fractal. He aquí la definición de geometría, que
explicará por qué es tan importante para el estudio de la estructura de
nuestra biosfera: «La geometría es una estimación matemática de la forma
en que las diferentes partes de un todo encajan en relación con las demás».
Hasta 1975, la única geometría disponible era la euclidiana, que se resumía
en un antiguo texto griego de trece volúmenes titulado Los elementos de
Euclides, que se escribió aproximadamente en el año 300 a. C. Para los
estudiantes con un buen sentido de la orientación espacial, la geometría
euclidiana resulta sencilla, ya que trata de estructuras parecidas a cubos, a
esferas y a conos que pueden representarse en gráficos de papel.
No obstante, la geometría euclidiana no puede aplicarse a la Naturaleza.
No puedes representar un árbol, una nube o una montaña utilizando las
fórmulas matemáticas de esta geometría, por poner un ejemplo. En la
Naturaleza, la mayor parte de las estructuras, tanto las orgánicas como las
inorgánicas, siguen patrones mucho más irregulares y, en apariencia,
caóticos. Estas imágenes naturales sólo pueden representarse mediante los
nuevos cálculos matemáticos realizados a partir de la denominada geometría
fractal. El matemático francés Benoit Mandelbrot dio origen a las
matemáticas y a la geometría fractal en 1975. Al igual que la física cuántica,
la geometría fractal (fraccional) nos obliga a tener en cuenta esos patrones
irregulares, un mundo mucho más extraño de formas redondeadas y objetos
con más de tres dimensiones.


Los cálculos fractales son asombrosamente simples, ya que sólo se
necesita una ecuación en la que no hay más que una sencilla multiplicación y
una suma. Después, esa misma ecuación se repite hasta el infinito. Por
ejemplo, el «conjunto de Mandelbrob> se basa en la sencilla fórmula de
coger un número, multiplicarlo por sí mismo y a continuación sumarle el
número original. El resultado de esa ecuación se utiliza después como dato
de la ecuación siguiente; el resultado de la última ecuación se utiliza más
tarde para la ecuación posterior, y así sucesivamente. La cuestión es que, a
pesar de que cada ecuación sigue la misma fórmula, debe repetirse muchas
veces para llegar a visualizar un patrón fractal. La labor manual y el tiempo
requeridos para completar millones de ecuaciones necesarias impidió que
los primeros matemáticos descubrieran el valor de la geometría fractal.
Mandelbrot fue capaz de crear esta nueva matemática gracias a la

aparición de los ordenadores.
Algo característico de esta geometría fractal es la creación de patrones
cíclicos parecidos a sí mismos e incluidos los unos dentro de los otros. A
grandes rasgos, puedes hacerte una idea de la repetición de formas
imaginando ese eterno juguete ruso pintado a mano que consiste en
introducir unas muñecas dentro de otras. Cada pequeña estructura es una
miniatura, pero no necesariamente una copia exacta de la más grande. La
geometría fractal recalca la relación entre los patrones de una estructura
completa y los patrones de las partes de esa estructura. Por ejemplo, el
patrón de los vástagos de una rama se asemeja al patrón de las ramas
principales que nacen del tronco. El patrón de un río se parece al patrón de
sus afluentes. En el pulmón humano, el patrón de la ramificación de los
bronquios se repite en los bronquíolos. Los vasos sanguíneos arteriales y
venosos y los nervios periféricos del sistema nervioso también muestran
patrones de repetición similares. ¿Las imágenes que se repiten en la Naturaleza son simples coincidencias? Creo que la respuesta es un
contundente y definitivo «no». Para explicar por qué creo que la geometría
fractal define la estructura de la vida, revisemos dos puntos más.
En primer lugar, la historia de la evolución es, como ya he recalcado
muchas veces en este libro, la historia del ascenso a un nivel superior de
conciencia. En segundo, en nuestro estudio de la membrana definimos el
complejo proteico receptorefector (PIM) como la unidad fundamental de
conciencia / inteligencia. En consecuencia, cuantas más proteínas
receptorasefectoras haya (las aceitunas de nuestro sándwich de pan y
mantequilla) en un determinado organismo, más percepción tendrá y más
arriba se encontrará en la escala evolutiva.

Sin embargo, hay límites físicos para el incremento del número de
proteínas receptoras y efectoras que puede ser incluido en una membrana
celular. El grosor de la membrana oscila entre siete y ocho nanómetros, el
diámetro de su bicapa de fosfolípidos. El diámetro medio del complejo
proteico receptor-efector es aproximadamente el mismo que el de los
fosfolípidos en los que se encuentra. Puesto que el grosor de la membrana
tiene unas medidas tan estrictas, no es posible abarrotarla de PIM
colocándolas unas encima de las otras. Hay que conformarse con una
proteína del grosor de la capa. En consecuencia, la única opción de aumentar
el número de proteínas es incrementar la superficie de la membrana.
Volvamos a nuestro ejemplo del sándwich membrana. Más aceitunas
significan más percepción; cuantas más aceitunas se incluyan en el sándwich,
más inteligente será éste. ¿Quién tiene más potencial de inteligencia, una
rebanada de pan de molde o una enorme rebanada de pan normal? La
respuesta es sencilla: cuanto mayor sea la superficie del pan, mayor será la
cantidad de aceitunas que puedas incluir en el sándwich. Equiparando esta
analogía con la percepción biológica, cuanto mayor sea la superficie de la
membrana celular, más proteínas «aceituna» podrá tener. La evolución, la
expansión de la conciencia, puede definirse físicamente como el incremento
del área de la superficie de la membrana. Los estudios matemáticos han
descubierto que la geometría fractal es el mejor medio para conseguir la
máxima superficie (membrana) dentro de un espacio tridimensional (célula).
Por tanto, la evolución se ha convertido en un asunto fractal. La repetición
de patrones en la Naturaleza es una necesidad, no una coincidencia, de la
evolución «fractal».
Mi intención no es que nos quedemos atascados en los detalles
matemáticos del modelo. Existen patrones repetitivos fractales en la
Naturaleza y también en la evolución. Las hermosísimas imágenes creadas
por ordenador que ilustran los patrones fractales deberían recordarnos que,
a pesar de nuestro moderno estrés y del aparente caos de nuestro mundo,
existe un orden en la Naturaleza y en realidad no hay nada nuevo bajo el Sol.
Los patrones fractales y repetitivo s de la evolución nos permiten predecir
que los humanos encontrarán una forma de extender su percepción a fin de
subir otro peldaño más de la escala evolutiva. El emocionante y esotérico
mundo de la geometría fractal nos proporciona un modelo matemático que
sugiere que la «arbitrariedad», la «falta de planificación», la «aleatoriedad», y la «casualidad» de las que habló Mayr son conceptos
anticuados.
Una vez que comprendamos que existen patrones ordenados y repetidos
en la Naturaleza y en la evolución, la vida de las células, que ha inspirado
este libro y los cambios producidos en mi vida, se convertirá en algo más
instructivo todavía.
Durante miles de millones de años, los sistemas celulares han llevado a
cabo un eficaz plan de paz que . les ha permitido incrementar su
supervivencia y también la del resto de organismos de la biosfera. Imagina
una población de miles de millones de habitantes viviendo bajo el mismo
techo en un perpetuo estado de felicidad. Es obvio que las comunidades
celulares funcionan mejor que las humanas: no hay células rechazadas ni «sin
hogar» en nuestro cuerpo. A menos, por supuesto, que nuestras comunidades
celulares se encuentren en una profunda falta de armonía que ocasione que
algunas células dejen de cooperar con dicha comunidad. El cáncer representa
las células sin trabajo y sin hogar que viven aisladas de la comunidad celular.
Si los humanos siguiéramos el modelo de vida de las saludables
comunidades celulares, nuestras sociedades y nuestro planeta serían más
pacíficos y vitales. Crear semejante comunidad pacífica resulta todo un
desafío, ya que cada persona percibe el mundo de una forma diferente. Así
que, en esencia, existen seis mil millones de versiones humanas de la realidad
en este planeta, y cada una de ellas percibe su propia verdad. A medida que
la población aumenta, chocamos los unos con los otros.
Las células se enfrentaron a un desafío similar en los comienzos de la
evolución, tal y como describí en el capítulo uno, pero merece la pena
repetido. Los organismos unicelulares evolucionaron rápidamente poco
después de la formación de la Tierra. Los millares de variedades de
bacterias unicelulares, algas, hongos y protozoos, cada uno con distintos
niveles de conciencia, aparecieron durante los tres mil quinientos millones de
años posteriores. Es probable que, al igual que nosotros, estos organismos
unicelulares comenzaran a multiplicarse sin control y a superpoblar su medio.
Comenzaron a chocar los unos con los otros y a preguntarse: «¿Habrá
suficiente para mí?». Ellos también debieron de asustarse mucho. Debido a
esta nueva y obligada proximidad y el consecuente cambio del entorno,
buscaron una forma eficaz de reaccionar a la presión. Dicha presión les
condujo hacia una nueva y extraordinaria etapa de la evolución, en la que las
células individuales se agruparon en altruista s comunidades multicelulares.
El resultado final fueron los humanos, en la cima o cerca de la cima de la
escala evolutiva.
De forma similar, creo que las angustias de la creciente población humana
serán la causa que nos impulse a subir otro peldaño de la escala evolutiva.
En mi opinión, comenzaremos a unirnos en una comunidad global. Los
miembros de esa elevada comunidad sabrán que estamos hechos a imagen y
semejanza de nuestro entorno; es decir, que somos divinos y que debemos
operar no de forma que sólo sobrevivan los más adaptados, sino de una
forma qué ayude a todos y a todo lo que forma este planeta.

La Biologia de la Creencia - Bruce Lipton Fragmento


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