Somos como grandes antenas electromagnéticas. Dependiendo de nuestra energía vamos a atraer a
unas posibilidades o a otras, de las innitas que nos ofrece el universo.
Y la pregunta es: ¿qué señal estás tu transmitiendo al universo? Porque puede depender de ella lo que
recibas. Siendo conscientes de esto tenemos la capacidad de cambiar nuestra energía, para ello
primero tenemos que cambiar el pensamiento, salir de nuestra rutina, de
nuestro tiempo y de nuestro
cuerpo. Imaginar situaciones deseadas es una forma muy sencilla de hacerlo ya que al imaginar nuevas situaciones, como el cerebro no tiene ojos, no sabe si lo que pensamos, soñamos o imaginamos, está pasando de verdad o no.
De esa forma nos adelantamos a lo que queremos, las funciones celulares de la felicidad se ponen en
marcha: serotonina, endornas, dopamina… Y co-creamos con el universo
Compartir e interactuar con las personas es lo que de verdad nos
va a hacer felices.
El artículo nuevamente cuenta de cómo el testigo cambia el resultado del experimento, literalmente
esto ha sido demostrado científicamente cuando se experimente en el ámbito de física de las
partículas o física cuántica. Es decir, el pensamiento influye contundentemente en la realidad. Este
experimento es tan trascendental para la humanidad que no entendemos cómo es que en las
Universidades, periódicos, radios y televisoras no están disertando sobre esto en primeras planas, para inicialmente tomar la decisión más básica del mundo: educar en las escuelas básicas a nuestros niños para cambiar a un pensamiento positivo sobre su realidad, ya que son responsables de crearla.
Así de fuerte y claro señoras y señores, es urgente tomar consciencia y comenzar a vivir con una
actitud más responsable, a dejar de ser horrorosamente reactivos sino proactivos. Para que ante la
conectictividad que vivimos, seamos más adultos y refleexionemos, para elegir de nuestros pensamientos, los más positivos, los más constructivos para solucionar las problemáticas y no para atizarlos.
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