martes, 16 de marzo de 2021

UNA DROGA LLAMADA SOL

Cuando la luz del sol incide en el nervio óptico, se inicia toda una cascada de acontecimientos a nivel cerebral.

Nuestro cerebro necesita luz solar. Hemos evolucionado con ciclos día-noche y nuestro ritmo circadiano se inicia con la salida del sol. Hemos sido animales diurnos. Y lo seguimos siendo.

La falta de luz solar está asociada a enfermedades autoinmunes. Uno de los factores de riesgo para el desarrollo de esclerosis múltiple es el área geográfica, aumentando la incidencia según nos alejamos del ecuador. 

La luz del sol estimula también nuestro sistema inmune, participando en la maduración de las

células lifocitarias.

También afecta a la expresión de nuestros genes y reduce la respuesta inflamatoria.

Y además la luz solar disminuye los estados de ansiedad.

El sol tiene, literalmente, un efecto similar a una droga estimulante. Regula la producción de serotonina, neurotransmisor implicado en el estado anímico, el comportamiento social, el apetito, el sueño, la memoria y hasta el deseo sexual, entre otros.

No se le puede pedir más a una estrella.

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